LA TEORÍA DEL LÍDER DE LA MANADA.
En EUA y también en Inglaterra, hay todo un movimiento de
Médicos Veterinarios y adiestradores de perros que están en contra de lo que
César Millán está haciendo. En las revistas científicas hay infinidad de
artículos que dicen que si oye a un adiestrador hablar de “liderazgo”, de
“dominar”, de “macho alfa” o de “comportamiento alfa”, no solo huya, corra.
También, aunque en menor escala, hablan de evitar a un
adiestrador que se base en el castigo y en aquellos que usan collares de
castigo o electrónicos.
O sea, todo lo que César Millán diga o haga.
¿Por qué?
Porque ante los ojos de los clientes, ellos quedarían como
verdaderos tontos. Quisiera ver a uno de estos “expertos”, tratar a uno de los
casos-desastre que Millán toma y convencerlo de no comérselo a cambio de
galletitas y premios, o hablándole bonito, sin recurrir a la fuerza o a la
autoridad.
Es muy fácil desechar lo que los demás hacen. Lo difícil es
hacer lo que los demás hacen.
Dicho lo anterior, definitivamente ya se vio que no hay un
macho alfa. De hecho, se ha visto en manadas de gorilas que el supuesto líder
de la manada decide llevar a su grupo a un lugar y voltea siempre hacia un
grupo de hembras aparentemente de escala social media en busca de su
aprobación. Cuando aquellas dicen que está bien, el líder continúa su rol de
jefe.
Lo que sí hay son escalas sociales y en una familia donde
los humanos son bastante maleables, bastante chantajeables, los perros y los
gatos suelen ser los que mandan. No comen si no se les da en el hocico, no
quieren sus croquetas sino comida casera, pasean a sus dueños por donde
quieren, los despiertan a la hora que les plazca, y les exigen que los saquen
cuando se les da la gana.
¿Suena familiar algo de lo anterior?
No se preocupe, no es el único que es manejado por su
mascota.
Las mascotas, como el ser humano, desean atención. Si la
atención la obtienen haciendo algo destructor, ¡está bien! Si la atención la
obtienen chillando y ladrando, ¡está bien! Lo que sea para obtener la atención.
Pasemos a un ejemplo tangible: Su mascota se echa a sus pies
mientras ve la televisión y usted está feliz por ello. Siempre soñó con estar
sentado en un sillón, viendo la televisión y teniendo a su mascota
acompañándole todo el tiempo sin que se le ponga encima. Termina de ver la
televisión y usted se levanta, ignorando a su mascota.
¿Qué es lo que realmente ocurrió?
Que le enseñó que si se porta tranquilo y sin interactuar
con usted, usted lo ignorará. Si lo molesta y le chilla o ladra, usted le dará
un premio. Un par de pruebas más y su mascota se dará cuenta de que puede
manejarlo a usted y si no le pone un remedio, será una persona más que es
chantajeada por su mascota toda la vida.
Una vez que su mascota ya aprendió lo que necesita para
obtener lo que desea, usted pasará a ser parte de la escala social inferior y
si el carácter de su mascota es agresivo, será cuestión de un poco de tiempo
para que haya un “accidente”, como se le suele llamar a la ocasión en que una
mascota agrede a una persona.
No llegue a eso, no se trata de llenarse de energía positiva
(un rasgo de Millán que su equipo seguramente inventó para hacerlo más vendible
a la audiencia) ni de convertirse en el líder de la manada o el alfa. Sólo es
una cuestión de comportarse como el propietario de una mascota. Propietario, no
hermano ni cuidador ni empleado.
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