martes, 14 de abril de 2015

LA TEORÍA DEL LÍDER DE LA MANADA.




En EUA y también en Inglaterra, hay todo un movimiento de Médicos Veterinarios y adiestradores de perros que están en contra de lo que César Millán está haciendo. En las revistas científicas hay infinidad de artículos que dicen que si oye a un adiestrador hablar de “liderazgo”, de “dominar”, de “macho alfa” o de “comportamiento alfa”, no solo huya, corra.
También, aunque en menor escala, hablan de evitar a un adiestrador que se base en el castigo y en aquellos que usan collares de castigo o electrónicos.
O sea, todo lo que César Millán diga o haga.
¿Por qué?
Porque ante los ojos de los clientes, ellos quedarían como verdaderos tontos. Quisiera ver a uno de estos “expertos”, tratar a uno de los casos-desastre que Millán toma y convencerlo de no comérselo a cambio de galletitas y premios, o hablándole bonito, sin recurrir a la fuerza o a la autoridad.
Es muy fácil desechar lo que los demás hacen. Lo difícil es hacer lo que los demás hacen.
Muchos de los casos que se ven en la televisión tienen años de ser como son y es poco probable que vayan a salir de otro modo que no sea mediante técnicas radicales. Es eso o la eutanasia. Por algo la causa principal por la que la gente en los EUA se deshace de sus mascotas es por problemas de comportamiento.
Dicho lo anterior, definitivamente ya se vio que no hay un macho alfa. De hecho, se ha visto en manadas de gorilas que el supuesto líder de la manada decide llevar a su grupo a un lugar y voltea siempre hacia un grupo de hembras aparentemente de escala social media en busca de su aprobación. Cuando aquellas dicen que está bien, el líder continúa su rol de jefe.
Lo que sí hay son escalas sociales y en una familia donde los humanos son bastante maleables, bastante chantajeables, los perros y los gatos suelen ser los que mandan. No comen si no se les da en el hocico, no quieren sus croquetas sino comida casera, pasean a sus dueños por donde quieren, los despiertan a la hora que les plazca, y les exigen que los saquen cuando se les da la gana.
¿Suena familiar algo de lo anterior?
No se preocupe, no es el único que es manejado por su mascota.
Las mascotas, como el ser humano, desean atención. Si la atención la obtienen haciendo algo destructor, ¡está bien! Si la atención la obtienen chillando y ladrando, ¡está bien! Lo que sea para obtener la atención.
Pasemos a un ejemplo tangible: Su mascota se echa a sus pies mientras ve la televisión y usted está feliz por ello. Siempre soñó con estar sentado en un sillón, viendo la televisión y teniendo a su mascota acompañándole todo el tiempo sin que se le ponga encima. Termina de ver la televisión y usted se levanta, ignorando a su mascota.
En la siguiente ocasión, su mascota se pone frente a usted, le impide ver la televisión, se levanta una y otra vez, le chilla, y no le deja ver su programa. Sabe que si lo echa al jardín o patio, no va a dejar de chillar, así que decide darle un hueso o un juguete para que se calme. Y funciona. Mientras está mordiendo su hueso, se echa a sus pies y está sin molestarle.
¿Qué es lo que realmente ocurrió?
Que le enseñó que si se porta tranquilo y sin interactuar con usted, usted lo ignorará. Si lo molesta y le chilla o ladra, usted le dará un premio. Un par de pruebas más y su mascota se dará cuenta de que puede manejarlo a usted y si no le pone un remedio, será una persona más que es chantajeada por su mascota toda la vida.
Una vez que su mascota ya aprendió lo que necesita para obtener lo que desea, usted pasará a ser parte de la escala social inferior y si el carácter de su mascota es agresivo, será cuestión de un poco de tiempo para que haya un “accidente”, como se le suele llamar a la ocasión en que una mascota agrede a una persona.

No llegue a eso, no se trata de llenarse de energía positiva (un rasgo de Millán que su equipo seguramente inventó para hacerlo más vendible a la audiencia) ni de convertirse en el líder de la manada o el alfa. Sólo es una cuestión de comportarse como el propietario de una mascota. Propietario, no hermano ni cuidador ni empleado.

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