El
otro día ví una foto en Facebook que me llamó mucho la atención. Estaba un
perro, Rohan Beltrán, que había participado con nosotros en el adiestramiento
en grupo antes de irse a la ciudad de México, donde continuó su preparación con
una de las dos personas que nos introdujeron en el adiestramiento canino hace
algunos años, Jorge Gaviño.
La
foto no es impactante en sí... hasta que la analizas con calma.
Resulta
que está un niño muy pequeño sentado en el piso, distraído. El perro está
detrás de él. Un sujeto con traje de protección, haciendo de criminal, está
observando y caminando en dirección al niño. Toda la imagen representa la
capacidad del perro para proteger al niño sin necesidad de que un adulto esté
presente.
Pero
la foto dice muchísimo más.
Por
principio de cuentas, el perro está suelto y está en calma. No se le ve
agresivo ni se ve tímido. Está alerta y no pierde de vista al “agresor”.
Segundo,
el niño está de lo más tranquilo jugando y el perro, que por cierto es un
American Staffordshire Terrier, mejor conocido como Pit Bull Terrier, se
encuentra a menos de un metro de él.
Tercero,
el agresor está formando un triángulo con el niño y el perro, a un metro
aproximadamente de ambos.
En
EUA, esta foto causaría una gran polémica, pues aparentemente el niño estaría
en riesgo, ya sea por la presencia de un perro grande suelto; por el agresor
intimidándolo; o por la batalla que a todas leguas se ve que se aproxima entre
el perro y el agresor.
Tanto
en México como en EUA, hay contadas personas (con los dedos de una mano y me
sobran algunos), que son capaces de realizar este tipo de adiestramiento en
protección con custodia de un menor de edad, sin riesgo para ninguna de las
partes y con resultados óptimos.
Por
supuesto, el agresor es Jorge Gaviño, uno de los pocos adiestradores capaces de ello.

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